Todos y todas lo podéis hacer en casa. Sirve para niños y niñas, y para adultos. Es una forma fascinante de trabajar la empatía entre los miembros de la familia. Permite convertir los posibles conflictos en oportunidades para crecer y desarrollar un vínculo más sólido y fuerte. Lo hemos vendido bien ¿verdad? Pues no hemos exagerado nada: es Tarta de los Sentimientos. 

La idea original no es nuestra, sino que viene reflejada en el libro “La fiesta mágica de la resiliencia infantil” de D. Jorge Barudy y Dña. Maryorie Dantagnan (ver bibliografía). Nosotros la hemos adaptado para vuestro uso y disfrute.

Aquí puedes descargarte el modelo de tarta de los sentimientos, junto con una lista con las posibles emociones con las que podéis jugar.

Pero vamos al turrón.

Si quieres, puedes enseñar el tablero a tu hijo o hija mientras le explicas esto:

“Nuestra cabeza es como una tarta ¡sí! ¡como una tarta! Se divide en diferentes porciones, en las que caben diferentes sentimientos. Estos sentimientos cambian mucho según lo que nos pase fuera o dentro de nuestra cabeza. Van y vienen, y se hacen grandes o pequeños, según las circunstancias. Pero nunca se están quietos.

Poca gente lo sabe, pero los sentimientos son como pequeños empujones que nos llevan a hacer las cosas que hacemos. Por ejemplo, el enfado nos lleva a defendernos, o si es muy fuerte a hacer daño a la gente a quien queremos, la tristeza nos motiva a estar solos y pensar en nuestras cosas… ¿Se te ocurren más sentimientos?

Es muy importante que sepamos cuáles son los sentimientos que tenemos en la cabeza porque ello nos hace estar más tranquilos y tener las ideas más claras. Además, si sabemos qué sentimientos tenemos, se los podemos comunicar a los demás, y así ellos pueden entender mejor qué nos pasa.

Vamos a colocar dos tartas colgadas de la pared. Bajo cada una de ellas tendremos una bolsa con algunos sentimientos. Cuando algo nos haga sentir muy bien o muy mal, elegiremos entre las etiquetas de los sentimientos aquellas que creamos que reflejan nuestra experiencia, y los pondremos en nuestra tarta. Así podremos entendernos mejor, y sentirnos mucho más unidos ¿te parece? ¡Pues adelante!”

A partir de aquí, todo es bastante sencillo. No les expliques nada; dales ejemplo. Cuando llegues a casa, y quieras tener una conversación agradable, crea tu propia tarta de los sentimientos. Rellena con las etiquetas las 8 porciones de la tarta, y explica a tu pareja o a tus hijos por qué has elegido cada una de esas palabras. Seguro que te sorprenden haciendo lo mismo.

Si conecta con vosotros podéis utilizarla diariamente. Que se convierta en parte de la familia. Así podréis recatarla en caso de conflicto. Recuerda que muchas de las discusiones no tienen tanto que ver con los argumentos o las razones de cada uno, sino con el hecho de que nos sentimos incomprendidos. La Tarta de los Sentimientos puede servir para zanjar definitivamente muchos asuntos, o para preparar el terreno para la reconciliación ¡No tiene desperdicio!

Finalmente, si os engancha y queréis sacarle el máximo partido, podéis completarla con este libro: Emocionario, de Rafael Romero y Cristina Núñez. Lo recomendamos con todo el placer del mundo.

Tenemos que reconocer que hemos reescrito este artículo 3 veces. Siempre nos quedaba muy extenso y farragoso porque intentábamos transmitir sus innumerables beneficios. Al final hemos decidido dejar que los descubráis por vosotros mismos. Os va a encantar. A todos, grandes y pequeños.

¡Contadnos cómo os ha ido!

Autor: Gorka Saitua Pedagogo de formación. He trabajado desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de la provincia de Bizkaia. En la actualidad soy orientador familiar. Me encanta investigar y compartir mi experiencia con otros y otras profesionales.